21 de octubre de 2013

EGO-LETRAS


Por Soledad Cadena

Te escribo a ti, amigo mío,que leyendo estas líneas insulsas, me observas. ¿Te preguntas acaso quién habita la soledad de mis palabras? Seguramente yo, seguramente tú. Quién lo sabe.

Estás del otro lado, amigo mío, lejano y cercano. Me ayudas a realizar este ejercicio narcisista de escribir por mí para ti. Eres el culpable de la hinchazón de mi ego, lo cual agradezco.

Nos habitamos mutuamente, querido lector anónimo. Te veo. Me ves.

Ves mi rostro cansado de años. Ves que trato de ocultarlos en el pacto secreto con mi almohada:ella se queda con las arrugas noche tras noche, las va acumulando pacientemente y, cuando llegue el momento,(que sólo ella conoce), me las arrojará sin clemencia y amaneceré entonces como un sembradío.

Yo, por mi parte, veo tu cansancio, amable lector.Veo tu tedio, tus ganas de nutrirte de algo más, de alguien más, de verte reflejado en mí. Lamento decirte que tu rutina no sirve a mis propósitos. Para rutinas, me basta con la mía. Debes brindarme algo más, o mejor, debo brindarte algo más. Algo que te llene de asombro, que te arranque por un momento del letargo, que te haga vivir...

¡Tal vez poesía erótica exquisita y sutil; que susurre al oído como canto de brisa recién levantada! ¡O tal vez, fantasiosos cuentos que desborden toda lógica, que carezcan de razón, de una veracidad inconcebible.!
Escribiría para ti los cánones del mundo.
...
Lo lamento amigo mío, lector mío, fecunda fuente de mi ego. Estoy cansada. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario