Por
la cómoda calle de la resignación
Una
mujer deambula
Viendo
cómo la vida pasa cerca de allí
Pero
ella ni se inmuta.
Y al
cruzar la primera esquina de la vejez
—Ahí,
por la cuarenta—
Con
necedad se aferra a una pared de
cristal:
La
hipócrita belleza.
Siente
cómo la invade ese hastío de vivir
Muriendo
un poco.
Y en
un feliz minuto encuentra su verdad
Pero
no logra asirla,
Entonces
se desploma, pues no soporta el peso
De la
desidia.
………………..
…una
mujer recorre la misma calle…
Y acaba
de doblar la quinta esquina.
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