21 de noviembre de 2013

Amor baldío


Por Soledad Cadena

En el abanico del dolor existe uno que difícilmente podrá ser superado y es el que siente una  madre ante el odio, el desprecio o el rechazo de un hijo. Se engañan aquellas que piensan que no hay mayor dolor al que sintieron en el momento de dar a luz. El dolor mayor se experimenta cuando esa luz se vuelve y se alza contra ti con toda la fuerza y magnificencia de sus 16 años. Lo ideal sería, para no enceguecerse, adoptar la postura de la madre cómoda, la facilista, la que teme ver la ira reflejada en el rostro de su hijo porque sabe que seguramente sucumbirá y prefiere entonces no desairarle, la que se jura la mejor amiga a punta de permisividad malsana, la que oculta tras la máscara de la comprensión su total incapacidad para afrontar como corresponde, los problemas que carga el joven que adolece de un criterio formado. Por no ser ese tipo de madre alcahueta, irresponsable, mediocre, hoy debo enfrentar una vez más el golpe silencioso del desayuno inalterado en la mesa al que observo con la interrogación grabada en el rostro, el mismo desayuno que parece responderme apenado: “Lo siento señora, hoy tampoco quiso”. Por no ser la madre que facilita la debacle de una vida promisoria, hoy me enfrento al silencio de la puerta cerrada, la puerta que pretende ponerle límites al amor, la puerta crispada como un puño que apenas se abre tímidamente cuando no siente mi presencia. Por no ser esa madre, falsa mejor amiga, hoy siento el filo certero del monosílabo que sale de su boca arrastrando las dos únicas letras con dificultad. Por no ser otra de tantas madres que prefiere ahorrarse discusiones, hoy camino a su lado mirando de reojo para captar cualquier señal de amistad, camino a su lado pegando los brazos al cuerpo para que no se me escapen y se conviertan en otro abrazo rechazado, camino a su lado apretando los labios para no evidenciar con palabras mi mendicidad de afecto. Y ya de regreso en casa no puedo evitar preguntarme a quien le hace bien o a quien le hace falta todo mi amor. Todo mi  amor de madre. 

2 comentarios: