Por Soledad Cadena
Querida mujer que cumples religiosamente la
cita dominical con tu salud, luciendo tus mejores galas deportivas; las gafas
oscuras y la visera; las costosas zapatillas, no sé cómo decirte esto sin que
te ofendas: qué ridícula. Y no lo digo por tu atuendo que envidio sinceramente,
no, no creas eso: lo digo porque antes de salir gastaste más de media hora
frente al espejo maquillándote y peinándote como si fueras para una fiesta de
gala, pero con sudadera.
Y
veo que procuras trotar, que haces tu mejor esfuerzo; llevas tu botellita de
agua en la mano y tal vez llevas del lazo a tu perrito desesperado, impaciente.
O tal vez montas una bicicleta al lado de tu amiga idéntica para ejercitar la
lengua hablando de cosas triviales, para no aburrirte, para no estar sola. O
tal vez prefieres caminar; así evitas sudar para que el maquillaje no se
estropee.
Y me
ves pasar cerca de ti, a 10 o 15 kilómetros por hora, sudorosa, jadeante,
quemada, luciendo mis únicas y estropeadas prendas deportivas y pensarás a tu
vez: “qué ridícula”, mientras en
secreto te preguntas qué hago para estar tan delgada, sin darte cuenta de mi
esfuerzo monumental para esconder la incipiente barriga que amenaza con
descolgarse en cualquier momento. Y yo también te envidiaré, por haber relegado la estética al atuendo y al
maquillaje, porque te importa cinco que los pliegues de grasa se marquen en tu
ceñida blusa de tiritas, porque seguramente llegarás a casa y almorzarás lo que
se te venga en gana sin cuidar las calorías, sin reparar si hay más de una
harina, sin tener en cuenta la ingesta de grasas. Y encima, no te dolerá en lo
absoluto tomar Coca Cola o cualquier otra bebida saturada de azúcar.
Entre
tanto, yo seguiré trotando. Y mañana y todos los días seguiré haciendo mi
mediocre rutina de 30 minutos para tonificar glúteos y piernas y por supuesto,
abdominales. Muchas abdominales. Y así seguiremos odiándonos en secreto como
solemos hacer las mujeres; siempre envidiando y criticando algo en la otra. Y seremos
bellas, querida mujer, cada una a su
manera. Bellas y vanidosas. Tú en atención a tu atuendo y tu maquillaje y yo en
atención a mi cuerpo.
Pero
jamás seremos amigas.
jajajajaja, ay, nooo, con esta si me mataste, jajajaajaajaj. Y yo, que no poso de maquillaje ni de atuendo y nucho, nuchísimo menos de cuerpo, jajajajajajaja, cómo me clasifico ahi???? La verdad yo creo que la belleza fluye de dentro y a mí me fluye por arrobas, jajaajajaaja
ResponderEliminarJajajaja, nunca está de más un poco de humor negro.
ResponderEliminar