15 de abril de 2013

A una joven madre

Ojalá existieran palabras para expresar el sentimiento de placidez infinita que inspiras;pareciera que hasta las rosas con su mejor color opacaran  su belleza ante la sola contemplación de tu rostro maternal y más aún, el aire que tú respiras se nutre de esa belleza al percibir los latidos de un corazoncito nuevo cuyo débil eco está a punto de ser roto por el grito lleno de júbilo y gozo de su feliz nacimiento.

Lo has escuchado, verdad?Su palpitar silencioso que al unísono se mece junto al tuyo;ya te has vestido de gloria y toda tu piel exhala una fragancia divina:es el soplo de la vida que cual una luz lejana se va haciendo más visible a medida que los meses se apoderan de tu vientre y dejan ver la maravilla que sólo tú,cuando tengas en tus brazos al hijo que ha de llenarte de alegría,podrás entender entonces.

Y cuando eso suceda serás más fuerte que nunca;nada podrá detenerte en la lucha por tu hijo,ni el cegará tus ojos con sus luminosos rayos ni las oscuras tinieblas empañarán tu mirada.Porque para una madre las fronteras simplemente son creaciones odiosas de los hombres incapaces y tu amor te capacita para volar con tu hijo por los cielos de la vida que le espera y también para llevarlo hacia el edén de la tierra,salpicado por espinas que tu eterno amor suavizará.


Para Maribel Alonso,1995

2 comentarios:

  1. En mi tarea de recorrer sus escritos, este es el que quisiera llevarle a mi madre cuando consiga viajar en el tiempo...
    Mejor se lo llevo ahora, necesita animo, y tu cariño.
    Saludos

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    1. ¡Qué feliz me hará saber que alguna de mis letras tiene un efecto benéfico!

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