La poesía existe por sí misma en su propio idioma;el poeta es sólo
un traductor;un ser cuyo grado de sensibilidad le permite apreciar esas
manifestaciones de la poesía en todo lo existente y "traducirlas" a
un lenguaje común a través de los poemas.
A veces la poesía va y viene por ahí como un ejército de almas en
pena;entonces el poeta le sirve de médium ayudando a que alguna de aquellas
penitentes logre descansar por fin en la tranquilidad del papel.
Pero en ocasiones la
poesía se esconde caprichosa,se atrinchera,se oculta y en este caso el poeta se
convierte en un buscador de tesoros,un explorador,un cazador si se
quiere,siempre al acecho,pendiente del más mínimo movimiento de su invaluable
presa.¡Con qué júbilo se escribe entonces el primer verso atrapado!
Como la poesía tiene la facultad de ser omnipresente y hacerse invisible
a voluntad,puede morar en los recuerdos
y vivencias de cada uno; entonces el poeta se ve de forma introspectiva y encuentra
que mucho de ese material almacenado,en cierta forma olvidado,”necesita” ver
la luz.
Y es que cuanto más necesario sea traducir esas manifestaciones
poéticas volcándolas sobre un papel y convirtiéndolas en poemas,tanto más
universales serán:aquello que el poeta creía haber visto y comprendido sólo él ahora
representa un sentir general:He ahí el mérito;he ahí el genio creador.
Pero para ello el poeta ha debido realizar un ejercicio constante de observación,no en el
sentido literal de la palabra: la observación entendida como un adiestramiento consciente
de los todos los sentidos,una afinación de los mismo en pro de captar esas
manifestaciones poéticas a veces evidentes,otras,no tanto.
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